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lunes, 20 de septiembre de 2010

Importancia del Equilibrio Emocional de los Adultos que formamos niños

El viejo cacique de la tribu, que estaba teniendo una charla con sus nietos acerca
de la vida, les dijo:
- Una gran pelea está ocurriendo dentro de mí, una pelea entre dos lobos.
Uno de los lobos es maldad, temor, ira, celos, envidia, dolor, rencor,
avaricia, arrogancia, culpa, resentimiento, mentira, orgullo, egolatría,
competitividad y superioridad. El otro es bondad, valor, alegría, paz,
esperanza, serenidad, humildad, dulzura, generosidad, ternura,
benevolencia, amistad, empatía, verdad, compasión y amor. Esta misma
pelea está ocurriendo dentro de ustedes y dentro de todos los seres
humanos de la Tierra.
Los niños quedaron en silencio por un minuto y después uno de ellos preguntó a
su abuelo:
- ¿Y cuál de los dos lobos crees que ganará?
El viejo cacique respondió simplemente:
- Ganará el lobo que alimente.
En nuestro mundo emocional existe una continua lucha entre estos dos “lobos”,
que representan dos tendencias: la que nos empuja hacia la violencia y la
destrucción y la que nos mueve a amar, cuidar y crear. Nadie nace educado
emocionalmente. Este aprendizaje se puede hacer mejor o peor, pero es
peligroso dejarlo al azar puesto que nos jugamos nuestro equilibrio y nuestra
felicidad. Desde nuestra infancia aprendemos a gestionar nuestras emociones
a partir de las influencias y modelos que nos proporciona nuestro entorno. Así,
lentamente, vamos construyendo “nuestros hábitos del corazón”, unos
cimientos que van a determinar si el edificio de nuestra vida emocional se
levanta recto o torcido, firme o desequilibrado.
La lucha entre “los dos lobos” provoca un caos interior que nos crea malestar.
A menudo improvisamos, tanteamos, caemos, y probamos soluciones que
empeoran nuestro sufrimiento. En otras ocasiones tenemos éxito y, entonces,
nos sentimos bien: hemos hallado la respuesta emocionalmente más ecológica
e inteligente. Estamos convencidos de que gran parte de nuestro sufrimiento es
evitable y derivado, en buena medida, de una incorrecta gestión emocional. Tal
y como dice el cuento, “alimentar el lobo bueno” es una decisión que nos
reportará armonía y equilibrio vital, pero es una decisión que requiere esfuerzo,
disciplina, perseverancia, voluntad y mucho amor. No obstante, incluso si estos
fundamentos del corazón se han colocado inicialmente mal, podemos
plantearnos, ya adultos, efectuar reformas a fondo.

La ecología emocional: Una respuesta para conseguir el equilibrio
“Toda la energía emocional que no invertimos en crear se dirige a destruir”
“Nosotros elegimos ser parte de la solución o ser parte del problema”
“Lo que somos nosotros: esto es el mundo”
La ecología emocional
La ecología emocional es el arte de gestionar nuestros afectos (emociones y
sentimientos) de tal forma que su energía promueva conductas que aumenten
nuestro equilibrio personal, favorezcan el desarrollo de nuestra capacidad de
adaptación positiva, la mejora de nuestras relaciones interpersonales y el
respeto y cuidado de nuestro mundo. La respuesta desde la ecología
emocional es promover un modelo humano más autodependiente, amoroso,
creativo y pacífico que se reflejará en la mejora del equilibrio, serenidad y
armonía personal. Dos valores están profundamente unidos a este
planteamiento: la responsabilidad y la conciencia del impacto emocional global.
Si bien no somos responsables de lo que sentimos, si que lo somos de lo que
hacemos con lo que sentimos. La gestión incorrecta de nuestro clima
emocional interno repercutirá directamente en el empeoramiento del clima
emocional global. Todos nosotros somos responsables del mundo interior y
exterior que tenemos.
¿Contaminar o cuidar el medio ambiente emocional?
Cuida tus pensamientos porque se volverán palabras.
Cuida tus palabras porque se volverán actos.
Cuida tus actos porque se harán costumbre.
Cuida tus costumbres porque forjarán tu carácter.
Cuida tu carácter porque formará tu destino,
y tu destino será tu VIDA.
Gandhi